Algunas enfermedades generan compuestos químicos específicos que alteran el olor corporal, como el olor a manzana podrida en la orina de personas con diabetes o un aroma parecido al pescado crudo asociado a la insuficiencia hepática. Sin embargo, una investigación reciente publicada en Nature Neuroscience ha descubierto que el cerebro no solo responde a estas señales olfativas, sino que también activa células inmunes de primera línea al observar a personas que presentan signos visibles de enfermedad. Los científicos realizaron un experimento innovador que combinó escáneres cerebrales, análisis sanguíneos y un…
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