Leptospirosis, tétanos y más: las enfermedades que amenazan a los niños tras las inundaciones y cómo protegerlos

Cuando las lluvias torrenciales azotan una región, la preocupación inmediata suele centrarse en los daños materiales, el rescate de personas o la pérdida de viviendas. Sin embargo, una de las consecuencias más graves llega después: las enfermedades que surgen por el contacto con aguas contaminadas. En México, las recientes inundaciones en Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla han dejado no solo víctimas mortales y desaparecidos, sino también un grave riesgo sanitario, especialmente para los niños.

Tras una inundación, el agua arrastra desechos, animales muertos, heces y químicos que contaminan calles, viviendas y alimentos. Esto convierte al entorno en un caldo de cultivo para bacterias, virus y parásitos que pueden provocar infecciones gastrointestinales, respiratorias, dérmicas e incluso neurológicas. La combinación de hacinamiento, falta de agua potable y escaso acceso a servicios médicos crea las condiciones ideales para la propagación de enfermedades.

Qué es la Leptospirosis y cómo se Contagia en Humanos?Entre las más peligrosas se encuentra la leptospirosis, causada por una bacteria transmitida a través de la orina de ratas y otros animales. Esta infección puede ser mortal y se manifiesta con fiebre alta (superior a los 38 °C), dolor muscular intenso —sobre todo en las pantorrillas—, escalofríos, vómitos y malestar general. Su gravedad radica en que puede afectar el hígado y los riñones si no se trata a tiempo.

Otra amenaza frecuente es el tétanos, una enfermedad que, aunque no es contagiosa, puede causar la muerte si la bacteria Clostridium tetani ingresa al organismo a través de una herida o cortadura. El riesgo aumenta cuando los niños caminan descalzos o juegan en lodo contaminado. El tétanos afecta el sistema nervioso, provocando espasmos musculares dolorosos, rigidez y dificultad para respirar. La vacunación es la medida más efectiva para prevenirlo.

Las hepatitis A y las enfermedades diarreicas agudas también suelen multiplicarse después de una inundación. La hepatitis A se transmite por alimentos o agua contaminada con heces, y causa inflamación del hígado, fiebre, fatiga y coloración amarillenta en la piel y los ojos. Por su parte, el cólera, otra infección intestinal aguda, puede provocar deshidratación severa en pocas horas si no se atiende con urgencia médica.

El agua contaminada también puede contener parásitos como Giardia lamblia y Ascaris lumbricoides, causantes de la giardiasis y la ascariasis, respectivamente. Estas infecciones intestinales producen cólicos, hinchazón abdominal, náuseas y diarrea acuosa. Los niños pequeños son los más vulnerables porque su sistema inmunológico aún está en desarrollo y suelen tener contacto directo con el suelo y el agua.

A ello se suma el aumento de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue, zika, chikungunya y la fiebre amarilla, propagadas por el Aedes aegypti, cuyas larvas se desarrollan en charcos o depósitos de agua estancada.

Ante esta situación, la prevención es la mejor herramienta. Los especialistas recomiendan evitar el contacto directo con el agua de inundación, mantener a los niños en espacios secos y limpios, consumir únicamente agua hervida o embotellada, y lavarse las manos con frecuencia. Es esencial desinfectar alimentos, usar botas de hule, cubrir heridas y asegurarse de que las vacunas —especialmente las del tétanos y hepatitis A— estén al día.

México atraviesa una emergencia humanitaria y sanitaria. En Veracruz, uno de los estados más golpeados por las lluvias, las autoridades reportan 29 personas fallecidas y 18 desaparecidas, incluyendo estudiantes en Poza Rica. Más allá de la respuesta inmediata, la crisis evidencia la falta de prevención y planificación frente a los riesgos climáticos.

Las aguas ya han bajado en muchas zonas, pero las consecuencias sanitarias apenas comienzan. La salud infantil, en particular, requiere atención urgente para evitar que la tragedia de las inundaciones se agrave con un brote epidémico.

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